FIESTAS DE SAN JUAN

Las fiestas de San Juan

Las fiestas de San Juan tienen una tradición muy arraigada en Altea. Con la llegada del verano se celebran las Fiestas de San Juan en la partida de El Fornet. El casco antiguo de la localidad se llena de turistas y por supuesto de ciudadanos y ciudadanas de Altea para disfrutar de unas fantásticas fiestas que tienen como pistoletazo de salida la “Entrà de la murta” y la “cremà de la foguera” en la plaza de la Iglesia.

El verano en Altea puede ser maravilloso por muchos motivos y uno de ellos es por sus fiestas. Además de las fiestas de San Juan, también se celebran en julio las fiestas de Sant Pere y de la Virgen del Carmen, en el rabal marinero y con un encanto muy especial. Sant Jaume, Santa Anna (en Altea la Vella), el Castell de l’Olla o los Moros y Cristianos son otros ejemplos de celebraciones y fiestas locales que alegran la época estival y la cargan de diversión.

Las fiestas de San Juan coinciden con el solsticio de verano. Tradicionalmente, la noche más corta del año se efectúan las hogueras de San Juan, y se piden deseos para el año próximo.

La “Plantà de l’arbret»

Estas fiestas, que comienzan con un volteo de campanas, están cargadas de diversos actos festivos y religiosos, haciendo que el casco antiguo de Altea luzca con adornos y con más encanto aún, si cabe.

La víspera del día de San Juan, se lleva a cabo la arraigada tradición de ir a cenar a la playa y encender hogueras. Se dice que se han de quemar todos los pensamientos malos, para dejar pasar a los buenos deseos de cara al siguiente año. También hay quién se moja los pies con siete olas del mar Mediterráneo pidiendo deseos con cada una de ellas.

Uno de los actos más esperados y populares de estas fiestas es la “Plantà de l’Arbret”. Este momento tan esperado tiene un origen celta, donde los agricultores veneraban la fertilidad de las tierras.

En San Juan, en el barrio de El Fornet muchos jóvenes alteanos suben por la “cuesta de los machos” un tronco de un árbol alto que traen desde el río, normalmente un chopo, y lo fijan en el suelo de la plaza. La tradición consiste en trepar por él y conseguir atar un pedazo de ropa lo más alto posible.

El recorrido exacto que se suele seguir comienza en la parta baja del pueblo hasta la Plaza de la Iglesia, recorriendo las calles del casco antiguo de Altea. Saliendo del parking de la Facultad de Bellas Artes, lo subirán por la Avenida de la Nucía, la Costera dels Matxos y las calles Calvario y Sant Miquel hasta llegar a la plaza de la Iglesia, coincidiendo con la puesta de sol. Es tradición que muchos vecinos rocíen con agua a los muchos jóvenes que ofrendan su esfuerzo subiendo el chopo.

Cuando ya han llegado a su destino, la plaza coronada con la cúpula del Mediterráneo, que siempre luce llena de gente durante estas fechas, se planta el árbol en el centro de la plaza y los jóvenes suben para intentar atar una prenda de ropa cuanto más alta mejor. Una vez todos lo hayan intentado, en la copa de “l’arbret” quedarán atadas las camisetas de los jóvenes a modo de trofeo.

Altea, pueblo con encanto

La fiesta prosigue con conciertos, actos religiosos, fuegos artificiales y por supuesto la tradicional quema de las hogeras de San Juan en la noche más corta del año.

Música, pasacalles, verbenas y mucho con lo que divertirse es lo que encontrarás en Altea estos días. La Oferta de ocio en Altea se completa estos días con las Jornadas Gastronómicas “La Cuina de les Barques”, una ocasión única para deleitar tu paladar con lo mejor del mar.

Este pueblo tiene un gran potencial gastronómico. El mar Mediterráneo juega un papel especial en sus platos y sus restaurantes transmiten el carácter y encanto de esta localidad. La gastronomía alteana es muy variada. Arroces, pescado y los tesoros de la huerta alteana constituyen su base.

Altea es un importante destino turístico por sus 8 kilómetros de playa y sobre todo por ser uno de los pueblos más bonitos y con más encanto de España. Cuenta con una amplia oferta de alojamiento, que abarca desde sencillos apartahoteles y hostales económicos en pleno casco antiguo hasta lujosos hoteles de cinco estrellas.

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