Altea se extiende a lo largo de la emblemática Costa Blanca, ofreciendo una diversidad costera única donde se entrelazan imponentes acantilados y extensos tramos de playa de terreno llano. Desde la imponente Punta del Mascarat (o Morro de Toix) hasta el espigón del puerto, la ciudad alberga una amplia variedad de playas ideales para actividades acuáticas: nadar, bucear, pescar o navegar, entre muchas otras.
El vínculo especial de Altea con el Mediterráneo se refleja en sus más de 6 kilómetros de costa, donde playas emblemáticas como L’Olla, Solsida, Cap Negret, Mascarat, El Bol y La Roda se funden con acantilados majestuosos sobre el mar, impregnando al pueblo de encanto, luz y vitalidad.
Cabe destacar que las playas de Altea están compuestas de canto rodado en lugar de arena, lo que ofrece ventajas únicas: la ausencia de masificación, la posibilidad de disfrutar de juegos y actividades en un entorno más tranquilo y la experiencia de un entorno natural preservado, ideal para familias y visitantes que buscan un día relajado y diferente.
En Altea, cada playa posee su propio carácter: desde arenas formadas por finos granos de grava hasta aquellas con imponentes rocas de gran tamaño. Durante la temporada alta, la mayoría de ellas cuenta con servicios completos, como tumbonas, sombrillas y socorristas, garantizando la comodidad de los visitantes. Sin embargo, también descubrirás playas naturales, más recónditas y de reducido tamaño, ideales para desconectar en un ambiente íntimo y sereno.
Además, Altea ofrece varias opciones donde los naturistas pueden disfrutar de una sensación de libertad total. Al elegir un alojamiento en este encantador destino, tendrás la ventaja de tener la costa a pocos pasos, permitiéndote explorar sus calles empedradas y vivir cada momento de Altea con intensidad y autenticidad.
En 2016, el Ayuntamiento de Altea aprobó la iniciativa de permitir el baño con perros en la playa de L’Olla, favoreciendo a aquellos viajeros que no quieren dejar atrás a sus mascotas durante las vacaciones. Por supuesto, se deben respetar unas normas básicas: recoger los excrementos y, en el caso de perros potencialmente peligrosos, llevar bozal.
Altea se distingue por ofrecer un turismo de calidad, sin masificación y comprometido con el medio ambiente. Esta visión se extiende a lo largo de sus playas, el paseo marítimo, sus pintorescas calles, y se refleja en la oferta de hoteles y restaurantes locales.
El encanto de Altea y sus playas es tan especial que cada año, numerosas parejas eligen este paraíso mediterráneo como escenario de sus bodas, celebrando el amor con el eterno mar como testigo.